Cada 16 de septiembre, México se viste de fiesta, se organizan desfiles, se izan banderas y las autoridades se apresuran a rendir homenaje a la independencia de la nación. Sin embargo, detrás de esta conmemoración se ocultan realidades sombrías que no merecen celebrarse, y mucho menos glorificarse. Este 213 aniversario del inicio de la independencia fue otro recordatorio de que, lejos de ser un país libre y unido, México está atrapado en una red de corrupción, inseguridad y desgobierno.
La Farsa del Acto Cívico en Zempoala
A las 8:00 de la mañana del 16 de septiembre, el acto cívico comenzó en la Plaza Principal de Zempoala, un municipio que, aunque presume con orgullo de sus tradiciones y su historia, sigue siendo un reflejo de la decadencia política que azota al país. En lugar de un verdadero homenaje a los héroes de la independencia, lo que se vio fue un espectáculo vacío para el flamante presidentito municipal que apenas tuvo sentido en medio de un contexto de violencia y corrupción que gobierna no solo Zempoala, sino muchas otras partes de México.
La presidencia municipal, encabezada por Jesús Hernández, no se cansa de desplegar propaganda en las calles para recordar a los ciudadanos que están celebrando la independencia de un país que sigue sometido a una "independencia" ficticia. En este desfile, los políticos de siempre intentan lavarse las manos frente a las cámaras, mientras los ciudadanos seguimos esperando que se resuelvan los problemas reales: la inseguridad, los baches en las calles y la falta de servicios básicos.
Un Desfile de Hipocresía
A las 9:00 a.m., el desfile conmemorativo recorrió las principales calles de la cabecera municipal. Sin embargo, ¿qué está celebrando Zempoala realmente? No hay motivo para festejar cuando la inseguridad reina en cada rincón del municipio. Los bares son un escenario recurrente de muertes violentas, la gente ya no sabe a quién confiarle su seguridad, y los patrullajes son solo una fachada que oculta una realidad mucho más grave: las calles están fuera de control.
La administración local, como muchas otras en el país, sigue bailando sobre una cuerda floja, priorizando la imagen de un México unido que no existe. Mientras el presidente de la Federación, "El Cacas" Obrador, ha prometido transformar a México, lo que ha sucedido es una división aún más profunda entre la ciudadanía y la clase política. Zempoala no es la excepción. La corrupción y el desinterés por la gente se sienten cada vez más presentes, y lo que se está celebrando es, en realidad, el fracaso rotundo de un gobierno que no ha podido garantizar la seguridad y el bienestar de los mexicanos.
La Realidad No Se Celebra: La Inseguridad y la Corrupción
La percepción de "independencia" se desvanece cuando vemos cómo la seguridad se ha desmoronado en las calles de Zempoala. Los ciudadanos no pueden caminar tranquilos, las persecuciones políticas están a la orden del día, y la seguridad, que debería ser el principal trabajo de cualquier gobierno, está siendo relegada. ¿Qué celebramos, entonces? ¿El hecho de que los mexicanos seguimos viviendo con miedo? ¿O la mentira de un país "libre" en el que las mafias políticas y la corrupción se dan la mano?
Mientras tanto, los baches se siguen multiplicando en las calles, las obras públicas son promesas incumplidas, y la persecución de los ciudadanos a través del PRI de J Hernández y el Morena de Obrador sigue sin cesar. No hay espacio para el optimismo en un contexto como este. Todo lo que Zempoala y México celebran es una mentira.
Imagen 1: Palacio Nacional - El Palacio de las Promesas Rotos

El Palacio Nacional, símbolo del poder... y de la corrupción que no cesa.
"El Infierno" - Una película que refleja la verdadera realidad
Mientras los políticos se envuelven en la bandera de la independencia, el pueblo sigue atrapado en el "infierno" de la corrupción y la violencia. La película "El Infierno" de Luis Estrada no es más que un reflejo satírico, pero a la vez extremadamente cercano a lo que muchos mexicanos experimentan a diario. La narrativa de la película parece más real que cualquier desfile o acto oficial.

"El Infierno": Una representación más fiel de lo que vivimos que cualquier desfile.
El Futuro de la "Independencia"
Si México quiere recuperar su verdadera independencia, debe empezar por confrontar la dura realidad que muchos intentan ocultar. No hay que seguir celebrando un país que, en su esencia, está roto y dividido. La única independencia que nos falta es la de liberarnos de la corrupción, la inseguridad y el abuso de poder. Mientras las autoridades sigan jugando al teatro político y los ciudadanos sigan siendo víctimas de sus políticas equivocadas, México seguirá siendo un país que no ha logrado independizarse de sus propios demonios.
Conclusión: No Hay Nada que Celebrar
La independencia de México es una ilusión. Cada septiembre, los desfiles y los actos cívicos son solo una forma de ocultar los problemas reales que aquejan a los mexicanos. En Zempoala, como en el resto del país, la inseguridad, los baches y la corrupción siguen siendo los problemas de fondo, y no hay desfile ni acto cívico que pueda ocultar esa realidad.
No hay nada que celebrar cuando los ciudadanos siguen viviendo en un "infierno" de violencia y corrupción, mientras los políticos se dan la mano y se felicitan por una independencia que aún no hemos logrado.
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