Puede la Plebada, luego la resaca va con impuestos.
Es indignante ver que el gobierno de Hernández se preocupa más por mantener a la gente entretenida con conciertos, que por resolver los problemas que realmente afectan a la comunidad. ¡Qué lindo es el teatro del pueblo cuando lo que realmente importa se queda en el olvido! Mientras el predial se roba y el gobierno estatal subsidia la diversión de La Cortina de Humo, los ciudadanos pagan el precio: una deuda inflacionaria interminable. No es más que un circo, pero con nuestros impuestos. El pueblo engañado asistiendo a conciertos sabios

La “sabiduría” del pueblo, en una noche de pura distracción.

La Distracción por Encima del Problema Real

Mientras los ciudadanos se distraen con la música y los conciertos, los problemas reales de Zempoala siguen sin atención. ¿De qué sirve una fiesta sin resolver lo básico? La banda toca, pero las calles siguen llenas de baches, el predial sube y la inseguridad crece. Esto no es progreso, es entretenimiento vacío para una población que cada vez más se siente ignorada.

Tecladista-cantante, improvisando con el iPhone

Cuando la vida se va... pero la banda sigue.

La Farsa del “Progreso”

La administración parece más interesada en proyectar una imagen de bienestar y felicidad con eventos superficiales, que en solucionar los verdaderos problemas que afectan a la población. ¿Por qué distraer al pueblo con una "gran fiesta" cuando las necesidades básicas siguen sin resolverse? Aquí no hay progreso, solo el vacío de un espectáculo que se paga con los impuestos del pueblo.

Los integrantes de la banda

Las estrellas del show, sin saber que están tocando para un pueblo que no tiene de qué alegrarse.

El Futuro de Zempoala: Más Fiestas, Menos Soluciones

Mientras el gobierno siga eligiendo la ruta del entretenimiento vacío, Zempoala quedará atrapado en un ciclo de promesas incumplidas y aumentos de impuestos. La población merece algo más que conciertos y "teatro del pueblo". Necesitamos soluciones concretas a los problemas reales: una localidad segura, limpia y que deje de ser el objetivo de un circo sin propósito.

El baterista sin ganas de la vida

La improvisación, no solo en la música, sino en la gestión pública.