Denuncias y Carpetazos de Investigación sin Resolución.

La Farsa de Denunciar: Un Llamado al Vacío

En un país donde las denuncias no son vistas como una obligación cívica, el gobierno a través de diversas campañas te insta a ser un ciudadano responsable y denunciar cualquier acto ilícito. Pero, ¿qué sucede cuando las denuncias no se resuelven? ¿Qué pasa cuando el sistema no responde? Las campañas contra la extorsión y el fraude se han convertido en una pantomima, pues aunque la voz de los ciudadanos sea escuchada, sus denuncias caen en el olvido.

El mensaje es claro: “Denuncia, pero no esperes que pase nada”. A pesar de que las autoridades se llenan la boca hablando de la importancia de la denuncia, la realidad es que, en muchas ocasiones, lo único que se obtiene es una carpeta de investigación guardada en un cajón, lejos de las manos de quienes más lo necesitan. Las denuncias no avanzan, no se investigan, y las víctimas quedan, una vez más, desprotegidas.

Infografía contra extorsión y fraude

Cuando la denuncia se convierte en un simple trámite burocrático.

La Inseguridad y el Miedo a las Represalias

La gente sigue sufriendo extorsión, fraude y otros crímenes, pero muchos prefieren no denunciar por miedo a represalias. En un sistema donde la colusión entre algunos miembros de las fuerzas de seguridad y el crimen organizado es más que evidente, es comprensible que la desconfianza sea generalizada. ¿Cómo esperar que una denuncia prospere cuando quienes deben velar por la justicia están involucrados en actividades ilícitas?

En este escenario, la denuncia se convierte en una espada de doble filo. Las víctimas temen ser señaladas, amenazadas o incluso atacadas por las mismas personas que deberían protegerlas. De nada sirve tener una línea directa de denuncia si quienes responden están tan comprometidos con el crimen como los propios delincuentes.

¿Denunciar o Ignorar? Un Dilema Mortal

El gobierno dice una cosa y la realidad es otra. En lugar de priorizar la resolución de casos, se opta por mantener una fachada de “acciones contra la delincuencia”. Las cifras de denuncias parecen elevarse en los informes, pero nadie puede ver los resultados en la calle. El temor se perpetúa y la sensación de impunidad sigue creciendo, mientras los verdaderos criminales se sienten más seguros que nunca.

A muchos ciudadanos ya no les interesa denunciar, porque lo han intentado antes y han sido ignorados. Incluso hay quienes se han enfrentado a la indiferencia total de las autoridades, lo que solo incrementa la desesperanza. En lugar de ver justicia, ven cómo sus casos son archivados sin mayor explicación. Y así, las denuncias se acumulan, pero los responsables nunca enfrentan consecuencias.

El Futuro de la Justicia en Zempoala

Si realmente se desea combatir la impunidad y ofrecer una solución al creciente problema de inseguridad, las autoridades deben hacer mucho más que repartir folletos o hacer anuncios en medios. La justicia debe ser accesible, y para ello es esencial que las denuncias no sean solo un trámite, sino el punto de partida para una investigación real y efectiva. No podemos seguir viviendo bajo el yugo de la indiferencia y el miedo. El gobierno debe dejar de hacer promesas vacías y comenzar a actuar.

Los ciudadanos merecen un sistema judicial que funcione, que los respalde cuando más lo necesitan. El cambio debe comenzar desde las bases, garantizando que cada denuncia reciba el tratamiento que merece y que las víctimas obtengan justicia. Solo entonces se podrá construir una verdadera sociedad segura.